El primer amor fue el béisbol. Por accidente me convertí en esgrimista, donde La estocada se convirtió en mi fijación por más de dos décadas con el florete de acompañante buscando gloria para mi patria: Puerto Rico.
La metamorfosis me llevó a conocer el periodismo. Una pasión que nació de la fragilidad vivida en los años de desarrollo en el deporte de “las espadas”, cuando la experiencia se encontró con la lealtad de la justicia en hacer brillar, más allá de los resultados, a los que hacen una labor extraordinaria en competir bajo lo único soberano, que es debatible, en el país: el Movimiento Olímpico.
La cotidianidad de contar las ejecutorias de los atletas puertorriqueños a través de la realización de nuevas marcas mundiales, olímpicas, nacionales o personales, los campeonatos de universidades o selecciones nacionales, las derrotas de los deportistas y los anuncios de importantes cambios para varias organizaciones deportivas me llevaron a repensar en las historias que pocos cuentan.
Esos relatos que enmarcan a todos los héroes y heroínas del deporte a todas sus escalas, que van desde el creador de recetas de empoderamiento psicológico-espiritual, el humanista y la persona trascendental tras bastidores.
También, añadir una pizca de humor, una melodía musical, un toque de romanticismo y abrir camino a la sustentabilidad ambiental. Si en el camino se presenta una atracción reflexiva, será bienvenida.
Este nuevo caminar promete hacerle honor a todo el trayecto deportivo que he escalado con las victorias, las derrotas, los aplausos, los abucheos, los escenarios olímpicos, universitarios y recreativos. Una transformación a casi cuatro décadas de existencia terrenal.
Comienza el viaje y descubre #LaEstocada que te lleva a ese encuentro con la profundidad de lo superficial que me rodea.