Uno de sus legados toma notoriedad bajo la pandemia del COVID19
La nostalgia me invade hace semanas por la relectura de la historia de nuestro nacimiento como nación en el Movimiento Olímpico. El proceso es lentísimo. Me detengo a imaginarme y cuestionar como ha ocurrido todo desde 1930 con su parada meticulosa en 1948, continuando el recorrido hasta el presente. Profundizo en cada detalle de los autores que han plasmado con su tinta en diversas ópticas deportivas. Unos aferrados a los hechos en cifras y nombres, otros le ponen su pizca de opinión y otros pocos les añaden creatividad a los relatos. Sin embargo, no es lo que me inquieta.
¡Don Germán!, lo que me inspira a redactarle estas oraciones son las buenas nuevas del proyecto que luchó, defendió y hoy, con sus altas y bajas, recobró su valor para el deporte de alto rendimiento.
Transitar por la carretera 52 en ambas direcciones, San Juan a Guayanilla – Guayanilla – San Juan, me sacan un suspiro de orgullo, amor y de esperanza por uno de sus tantos proyectos que marcaron su estadía en el deporte puertorriqueño. El compromiso como egresada de uno de sus sueños hecho realidad, la Escuela Especializada en Deportes, es darle notoriedad a lo que posiblemente es un logro exponencial a lo inaugurado el 21 de junio de 1986 y dejó tras su partida terrenal el 3 de septiembre de 1997.
Le estoy contando de… Mejor dejo que lo describa estas palabras publicadas por nuestro colega periodista Luis Rigoberto Varela el 15 de marzo de 1987 en el rotativo El Nuevo Día, y son citadas en libro El juguete sagrado de la autoría del doctor Raúl Mayo Santana:
“El Albergue Olímpico de Salinas ya no es un sueño, se ha convertido en una realidad y en una atracción para el pueblo puertorriqueño”.
Luis Rigoberto Varela
Ya serán 23 años que han transcurrido de su partida, y 33 de las palabras de Valera. En este 2020 el mundo tiene un nuevo protagonista contagioso bajo la familia de los coronavirus, COVID 19 (SARS-CoV-2). Este ha obligado al humano pensante y responsable a reinventarse.
El deporte fue duramente afectado por esta pandemia. Logró aplazar los Juegos Olímpicos de Tokio, provocando cuantiosas repercusiones.
¿Qué tiene que ver su sueño hecho realidad? Le resumo que varios de sus alumnos junto a otras mentes privilegiadas pudieron redefinir el tesoro del Albergue Olímpico, que por cierto lleva su nombre. Es actualmente el foco de atención tras dos décadas de media luz.
Hoy renace el centro de entrenamiento con exclusiva atención para los atletas de alto rendimiento clasificados a las Olimpiadas, otros que todavía buscan su boleto olímpico, prospectos de proyectos especiales y promesas juveniles olímpicas. Cuenta con el respaldo del Comité Olímpico de Puerto Rico. Sepa que el más leal de sus amigos y defensor de su pensamiento en el presente está frente la batalla, el doctor Enrique Amy, con un excelente equipo que viven su legado con mucha pasión.
Sus palabras recopiladas por Mayo toman relevancia para ojos desconocidos:
“No puedo dejar de mencionar que el concepto del Alberge Olímpico incluye varios componentes que hacen una contribución significativa al deporte y al olimpismo en Puerto Rico. Así es que, en la misma forma en que tenía en mente desde el principio que el Albergue tuviera una escuela, donde la juventud pudiera ser educada dentro de los principios e ideales olímpicos, también sabía que teníamos que tener un museo (Museo Puertorriqueño del Deporte Emilio E. Huyke), una biblioteca (Biblioteca del Deporte Rafael Pont Flores), una Sala de Exhibición en honor a Manuel González Pató, y un Centro de Salud Deportiva y Ciencias del Ejercicio. El ejercicio es bueno, pero debe ser dirigido científicamente. Tuvimos la suerte de que regresaba a Puerto Rico, especializado en esa materia, el doctor Walter Frontera, persona de una gran vocación de servicio y gran capacidad de trabajo y de creatividad, que levantó y desarrolló junto a un grupo de excelentes profesionales a SADCE, un centro científico y de salud deportiva de distinción mundial”.
Esta nueva vida del Albergue Olímpico saca a pasear su espíritu libre sentado en su “trailer” por los antiguos canales de riego, observando el uso y valor de obra llamada Albergue Olímpico.