Buenos Aires renovó las esperanzas. Los III Juegos Olímpicos de la Juventud sembraron en los asistentes la valorización del deporte como ente transformador cultural, social y físico de un deportista en desarrollo. A los que ya están desarrollados, nos permitió una nueva visión de hacer del Movimiento Olímpico un mecanismo útil a las generaciones subsiguientes con nuevos enfoques.
Presentó con solidez el eslabón de la cadena de crecimiento que unifica lo que crea el Movimiento Olímpico: una filosofía en valores y una competencia para y en igual de condiciones. Incluye a la sociedad en un rol sumamente privilegiado, le da la llave para ser un ente de cambio y transformarse con herramientas de liderazgo, potencial en gerencia deportiva y esquemas de rediseño para una mejor convivencia socio-deportiva-cultural.

A través de todos los parques que visité haciendo la cobertura de #PURLosNuestros juveniles detecté un denominador común: la niñez. Eran miles y miles de niños que visitaban los pabellones de educación olímpica, educación en salud, educación deportiva, educación política, ente otros. ¡Sí, educación política! Entre todos los temas, este es el que me llamó la atención.
Hace un tiempo me estoy dedicando a leer con dedicación los temas internacionales de refugiados en diferentes partes del mundo. Me jamaqueo el tema en mi estadía en la Academia Olímpica Internacional en el 2014 con sede en Olimpia, Grecia y varias actividades en la capital, Atenas. En ese entonces, Grecia estaba muy activo con los refugiados de diferentes partes de la región. El Comité Olímpico Internacional (COI) también estuvo y está haciendo su gestión en el ámbito deportivo.
Más tarde, seguí el tema en medios internacionales y en dos libros de muchos que sé que leeré, Malala y Nujeen. Añadiendo valor con los análisis y conversaciones del doctor José R. Rivera y otros colegas.Buenos Aires 2018 presentó en sus exposiciones académicas-políticas-sociales-cultural-deportiva la Agencia de la ONU para los Refugiados. ¿A quiénes ayudan?
Refugiados. Ellos los definen: “Toda persona que, debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, conflictos armados, situaciones de violencia generalizada y violación masiva de los derechos humanos, se encuentra fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país.
Solicitantes de Asilo. Ellos los definen: “Son quienes solicitan el reconocimiento de la condición de refugiado y cuya solicitud todavía no ha sido evaluada en forma definitiva”.
Desplazados internos. Ellos los definen: “Son quienes huyen por las mismas razones que los refugiados, pero no cruzan fronteras internacionales en busca de seguridad y protección, sino que permanecen dentro de su propio país”.
Apátridas. Ellos los definen: “Son personas que no tienen una nacionalidad y pueden tener dificultades para acceder a derechos humanos básicos”.
El tema ha tomado relevancia dentro del Olimpismo desde que en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016, por primera vez, un equipo de refugiados compitió.
Diez atletas refugiados de cuatro países se reunieron en Río de Janeiro, como el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados compitiendo bajo la bandera del COI: el nadador Rami Anis de Seria y el Comité Olímpico Nacional que reside es Bélgica; el corredor de 800 metros Yiech Pur Biel, el corredor de 400 metros James Nyang Chiengjiek, la corredora de 1,500 metros Anjelina Nadai Lohalith, la corredora de 800 metros Rose Lokonyen; el corredor de 1,500 metros Paulo Amotun Lokoro son de Sudán del Sur y el Comité Olímpico Nacional que residen es Kenia; el maratonista Yonas Kinde de Etiopía y el Comité Olímpico Nacional que reside es Luxemburgo; los judocas Yolande Bukasa Mabika y Popole Misenga de la República del Congo y el Comité Olímpico Nacional que residen es Brasil; y, la nadadora Yusra Mardini de Siria y el Comité Olímpico Nacional que reside es Alemania.

Esta exposición sirvió para que 200,000 estudiantes, cifra oficial del COI, disfrutarán del programa educativo “La escuela va a los Juegos” de Buenos Aires 2018. Una actividad de las 1,200 programadas en el ámbito cultural y educativo en todos los lugares de los Juegos Olímpicos Juveniles.
Este tema seguirá presente y cogerá más fuerza con la presentación del segundo equipo olímpico de refugiados en Tokio 2020. Así lo confirmaron en la 133ª sección del Comité Olímpico Internacional en Buenos Aires.
“El anuncio de que los atletas refugiados competirían en Tokio fue acogido por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi.
‘En 2016, el Equipo de Atletas Refugiados de Río cautivó a las personas de todo el mundo y mostró el lado humano de la crisis mundial de refugiados a través del deporte’, dijo Grandi en un comunicado.
‘Estoy encantado de que esta tradición continúe en Tokio. Dar a estos jóvenes excepcionales la oportunidad de competir en los niveles más altos es admirable’.
La destreza atlética y la resistencia del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados en Río representaron un tributo al coraje y la perseverancia de todas las personas refugiadas, en un momento en el que la cantidad de personas desplazadas por la violencia y la persecución se encontraba en el nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial”, reza una publicación de la Agencia de la ONU para los Refugiados.
No perdamos de vista esta historia que invita a unirse a causas positivas para una mejor sociedad en cada uno de los países que compiten y no compiten en los Juegos Olímpicos de verano, invierno y juveniles.