Se alza la voz nuevamente. Todos los años los atletas de Puerto Rico y los que residen en Estados Unidos y otros países de destino de entreno tienen en mente representar en las mejores condiciones a su país de ciudadanía deportiva.
Son muchos los esfuerzos que comienzan desde el seno del hogar con los sueldos de los padres, papá, mamá y en la renovación de las generaciones se extiende ahora los encargados legales, los tíos y los abuelos jubilados. El alivio se busca cuando el joven entra a un centro o escuela especializada en deportes, con el deseo de ser elegible para una beca deportiva que a su vez garantice una educación.
El hilo continúa extendiéndose a los que corren con el éxito de estar en un club privado pudiente, una federación sustentable, una universidad que vea talento para otorgar un apoyo económico y otros ser agraciados con auspiciadores y/o el apoyo gubernamental y de la organización olímpica que rige el deporte de alto rendimiento.
Entre la aportación del hogar, que no deja de existir es que evoluciona con los cambios que conlleva las etapas de la vida, con lo que se supone que sea la continuidad con programas de apoyo gubernamentales e instituciones que rigen el deporte es donde aparecen las dudas de cómo será el financiamiento para llegar a la cumbre del sueño deportivo: una medalla.
En Puerto Rico, el deporte ha tenido sus etapas duras de escases en todos los renglones. Más de escases y menos de bonanzas. La historia está plasmada de crónicas creativas de recaudación de fondos, de redacción de proyectos gubernamentales y de campañas publicitarias y de mercadeo para recoger en un pote, de a chispito a chispito, el dinero para, individual o colectivo, financiar esa competencia donde se gana mucho con la exposición del país ante el mundo.
La Asociación de Atletas de Alto Rendimiento de Puerto Rico alzó su voz en conexión con sus representantes deportivos olímpicos como la judoca Melissa Mojica y el Comité Olímpico de Puerto Rico. Es un reclamo que pudiera no existir si se cumple, con enmiendas a las leyes gubernamentales tomando en consideración la recesión económica que nos estrangula hace más de 10 años.
El deporte se añade al listado de los sectores afectados, por las múltiples razones que existen y son estudiadas por los especialistas en economía, como lo son la salud, la educación, la seguridad, el transporte marítimo y terrestre, el turismo, las relaciones internacionales, etcétera.
#LaEstocada está consciente y a la misma vez llena de dudas como todo aquel que un día vistió con orgullo y dignidad los uniformes que exponen con resplandor las 10 letras de nuestra identidad nacional, PUERTO RICO.
Entrevista de Melissa Mojica en Wapa TV
La consciencia expone los recuerdos de lo sacrificado que es tomar la decisión de hacer un deporte a alto rendimiento con los deseos de ganar y escuchar el himno que nos resalta sobre todas las naciones del mundo. También se aprende a ser juicioso en la responsabilidad que se debe tener con la aportación económica que aparece producida por el sudor de los familiares como los chunchitos de las organizaciones deportivas, gubernamental, privada u olímpica. Con esto llega un lado oscuro que es la ansiedad, porque la responsabilidad de cumplir con los estándares de calidad para mantenerse con ese apoyo económico son tantos que se convierte en un estresor adicional a los ya que arrastra el deporte, por ejemplo: los juicios de los sectores como los medios, los fanáticos, entrenadores, líderes deportivos y el más peligroso, la mente del propio atleta.
Para darle espacio a las manifestaciones de la duda prevalecen los cuestionamientos de el por qué pasar el viacrucis anual por “algo” que es ganado por planteamientos de diferentes ángulos, por qué el dinero no retorna, por qué quitar y quitar y quitar en vez de hacer el esfuerzo permanente, y el por qué no se estabiliza la bonanza en el deporte de alto rendimiento.
Reflexiones que van más allá, con una amnesia que da cuando no gusta x o y resolución en el deporte, exigir que el dinero llegue directo a los atletas. Un atleta y/u organización lo puede recibir, pero siempre, siempre debe ser monitoreado para que se maximice lo poco o mucho que se les puede conseguir, ya que en nuestro país no se puede vivir del deporte. Este monitoreo no es diferente a lo que se hace con las entradas que llegan al hogar, porque si no existe un plan para pagar las cuentas, darse gustos y vivir sin estrés de deudas no fluye la economía.
Entiendo que seguirán creciendo los reclamos por parte de la comunidad deportiva a todos aquellos que se comprometen en sus discursos de abanderamientos, de candidatura a un puesto político o de dirección deportiva o de los que fueron creadores de proyectos. Las cuentas de recaudación de fondos individuales seguirán en aumento. La desesperanza seguirá ganando terreno en el corazón del deportista y no existirá en la nueva semilla, cada vez es más difícil y menos comprensible que el deporte no es un gasto, es una inversión.
Agradecida de los atletas como Melissa Mojica que siempre levantan la voz por ella y por todos los que están en la carrera deportiva. Aprendamos de ella, aunque la cuesta esta empinada, seguirá con Fe buscando su sueño olímpico: la medalla.