
En mi vida he recibido muchísimas bendiciones. En especial ser hija. Les explico un poquito.
Dicen que la luz de los ojos de papá son las niñas y que el primer amor de una hija es papá. ¡Eh, muy lindo!
En mi caso, todo el que me conoce me dice: “Eres pura pai”. ¡Já! Soy la combinación perfecta de má y pá, pero domina el ADN de mi viejo. Quiero llorar y reír a la misma vez.
Es divertido cuando pá y yo discutimos, porque es vernos en un espejo. Lo más cómico es la manera en la que él me riposta: “Te pareces a tu mai”. Yo me río y le digo con el dedito: “No… no … no. Mami me parió, pero soy tú en mujer y versión mejorada”. Me deja hablando sola. ¡Puej! Cada vez que me acuerdo, me río. Un secreto… mi sobrinita es pura abuelo. También me río.

No les niego que con mi papá la paso superbién. Lo amo. Fuimos deportistas, caracteres parecidos y nos gusta que las cosas salgan bien, sino no las hacemos. Nos confabulamos. Nos decimos las cosas sin filtro. Él fue el que enseñó a ser independiente y coger rumbo deportivo a los 12 años fuera del núcleo familiar.
Sin embargo, esa etiqueta de que las nenas son de papá yo empecé a romperla desde muy temprano. Yo soy también de mamá. Por tanto, mi hermano tiene que compartir su mamá conmigo. Para variar, la gente dice: “Los nenes son de mamá”.
Mi mamá es el complemento perfecto de mi papá. Es la voz que suaviza los días difíciles con un “¡Dios te bendiga hija!”. Ella no necesita un detector de mentiras para saber, que a veces me esfuerzo para no [pre]ocuparla con mi diario vivir. No la responsabilizo, ella quiere lo mejor para mí, mi hermano, los “pekes”, la familia y el de las amistades.

Mi mamá es la contraparte suave de mi papá. Fue y sigue siendo la bujía de la fe. La amo. Mientras, mi papá le gusta la competencia, mi mamá es la que busca un propósito positivo a todo. Mi mamá se convertía en la mejor psicóloga en las derrotas y papi fue aprendiendo con el pasar del tiempo. Mi mamá la fortaleza, mi papá puros nervios.
De hecho, cuando regresé a la esgrima en el 2005, después de mi “retiro” en el 2004, mi papá me dejó de hablar. ¿Por qué? Dejé mi trabajo por competir por Puerto Rico. Pero… allá se montó en el avión para ver a su “nena” competir y saber si había tomado la mejor decisión. No se crean sueños bonitos, el golpe económico nunca fue recuperado. Aun así, les digo que no hay nada mejor que seguir las metas y completarlas.

La presión era mucha en el 2006. Teníamos que validarles a los incrédulos del deporte puertorriqueño que las medallas de los Juegos del 2002 se podían repetir con Cuba. En San Salvador, Cuba no compitió y los incrédulos decían que no eran válidas, porque Cuba no fue. ¡Así es nuestra fanaticada! Nos aman y nos odian a la misma vez.
Mi mamá estuvo presente dándome paz, orando en todo tiempo, hablándome en ese único lenguaje que tienen las madres, y de vez en cuando calmando los nervios de mi papá a la distancia, porque le pedí que se fuera lejos por lo ansioso que estaba. Casi casi… boté a mi papá.

Mi mamá recibió el primer abrazo y me consoló cuando ganamos la medalla de bronce en el por equipo de florete femenino frente a México. Rápido me dijo donde estaba papi y yo salí corriendo a la sala de prensa donde encontré a mi papá llorando, lo besé y lo abracé con un “te lo dije viejo”. Desde ahí me empezó hablar y ambos siguieron viajando a mis últimas competencias con una madurez deportiva incalculable.
Mi mamá no hizo deporte. El recuerdo más reciente que tengo fue una trilla en un scooter de Frozen de mi sobrinita y se estrelló, terminando con un medio yeso una semana más tarde en una de sus manos. ¡Ustedes saben! Las mamás son indestructibles y por no ver a sus hijos [pre]ocupados no le dicen que les duele o que siente. Así es la mía.

Mi mamá deja todo lo de ella para ser de todos, menos de ella. Mi mamá es la que se disfruta lavar, planchar, cocinar, barrer, mapear, arreglar la casa y recibir la visita, no importa el nivel de cansancio que tenga. Ella todavía trabaja con la ilusión de que su retiro no será tocado con las imposiciones de la Junta de Control Fiscal. No les niego que me aprieta el corazón cuando pienso en su edad y toda la población de edad avanzada que está oprimida, sin oportunidades de mejor calidad de vida en estos últimos años en Puerto Rico.

Mami todavía me pregunta “¿Vas a volver hacer esgrima?”. La miro y le digo “No má”. Días después me aparezco por una sala de esgrima, recuerdo todo lo vivido junta a ella. Le habló como fue el recuento y le recalcó, “ya estoy vieja má”.
Su [pre]ocupación por mí, en especial por vivir distante, ahora es en mi jornada deportiva de cobertura. Es la misma [pre]ocupación de cuando estaba haciendo deporte. “¿Descansaste?” “¿En qué cancha trabajas hoy?” Y la clásica después del huracán de María … “¿Tienes luz?”.
Todo esto que comparto con ustedes, lectores, es para que reconozcan que su mamá biológica o no biológica tiene muchas cosas en común con la mía. Nuestras mamás se [pre]ocupan, le da ansiedad, se echan todos los problemas de toda la familia encima y resuelve con una “varita mágica”, no tienen tiempo para ellas, aman incondicional, tienen sus propios problemas y una paciencia brutal.

Valorizo cada vez más mi relación con mi mamá. Como esas llamadas entre 11:00 a 12:00 del mediodía y la segunda entre 10:00 a 11:00 de la noche, que forman parte de mi diario vivir. Igual que escucharla todos los días “¿Vienes este fin de semana?” “¿Qué quieres comer para hacértelo?”. Para seguir mejorando mi relación con ella, trabajo diariamente en ser mejor hija y que esté en ese sitio que nos hace felices: la fe y el deporte.
Mami, gracias por todo lo que me diste y sigues dando. En este día especial, es más especial que los restantes del calendario, porque tengo la libertad de dar a conocer en #LaEstocada un poquito de lo que significas para mí. Gracias por criarme y valorizarme. Yo te valorizo y te amo.
Ser mamá de Zacha… está de madre.
Asignación. Todos los días son especiales. Si todavía estas indeciso(a) en hacerle un regalo de amor a tu mamá, aprovecha el Día de las Madres. Rompe esquemas. Libera lo que no te deja progresar con esta relación y lánzate a descubrir lo mucho que tienes por ganar. No importa que esté con o sin vida, es hacer la diferencia en la relación. ¡Disfrútala! Es un regalo sin costo y con valor incalculable.